2011, un año de cambios trascendentales

Este año vivimos un tiempo de gran potencia energética. Los aspectos planetarios entre Plutón, Saturno, Júpiter y Urano, más el emplazamiento del Nodo Norte de la Luna, revelan que el momento de la gran transformación de la conciencia ya es un hecho.

Cada vez es más frecuente que personas de diversos ámbitos se inquieten por el supuesto cambio de ciclo planetario asociado al año 2012. Hace unos años, observaba que esta curiosidad se centraba más bien en aspectos externos asociados al cambio; así por ejemplo, surgían hipótesis de catástrofes planetarias o textos diversos que resolvían el ansia predictiva que todos los seres humanos –desde nuestro afán de control- poseemos.

Si bien es cierto que para muchos la inquietud por el cambio del escenario planetario sigue vigente, también es cierto que la pregunta por el cambio interior, por la transformación de nuestras estructuras internas es hoy tanto o más relevante. Así, de la obnubilación por hechos dramáticos como los que muestra Hollywood con películas como El Día Después de Mañana o 2012, de manera acelerada empezó a suscitarse la cuestión acerca de cómo prepararnos, cómo hacernos responsables frente a los cambios que se avecinan. La gran transformación planetaria ya no está solamente asociada al dramatismo de cataclismos, sino a los cambios de conciencia que se avecinan, y la gran pregunta por lo tanto radica en cómo alinearse con este cambio interior.

El 2011 es, entonces, un año de transformación de esta antigua forma de pensar. Nuestra forma de pensamiento está cambiando, nuestro sistema de creencias está modificándose, nuestras emociones se están liberando y todo ello para prepararnos a este cambio de vibración que nos lleva desde el espacio del miedo hacia el espacio del amor.

Si bien no hay mandatos que cumplir, sí podemos sugerir que cada persona experimente la posibilidad de estar consigo misma, de escucharse profundamente, de meditar, de estar en contacto con la naturaleza, de emprender algún trabajo de desarrollo personal, entre otras muchas posibilidades que finalmente son personales, subjetivas, y profundamente originales a la hora de emprender el cambio hacia este nuevo ciclo. Lo cierto es que nuestra transformación, cualquiera sea la vía que elijamos, es la apertura hacia el amor.

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